En el post anterior, se me quedó en el tintero decir que dentro de las cosas que me gustan, está caminar bajo la lluvia. Hay pocas cosas mejores que eso para aclarar las ideas, lo importante en mi caso es usar paraguas y estar bien equipada, quizás le resta un poco de "magia", pero también es cierto que me evito estar con gripe un par de días.
Hoy (o ayer) domingo, era el momento indicado. Llovía en la tarde pero no tan fuerte, andaba muy poca gente en la calle, y no hacía tanto frío. Pensé muchas cosas, en mi nuevo amigo Manuel y en todas lo que me ha ocurrido últimamente, no me acuerdo de él propiamente tal, porque tampoco sé si lo vuelvo a ver, eso se lo dejo al destino. Pero sí siento que después de conocerlo, y de lo que nos pudimos gritar al oído (la música estaba muy fuerte), como que anduve recuperando la confianza en mí, y también noté que estoy preparada para conocer a otra persona, lo digo porque hasta hace unas semanas atrás no quería saber de nadie más que no fuera "cierto personaje", aún sabiendo que tenía menos posibilidades de algo con él, que las que tienen algunos candidatos en diciembre.
Esta necesidad de meditar bajo la lluvia, también fue ocasionada porque el sábado recibí un correo de un amigo que nunca conocí. No es una incoherencia, es amigo de mi hermana y trabajan juntos, ahora lo trasladaron al norte y quizás vuelva en febrero del próximo año. Él, siempre estuvo interesado en conocerme y yo nunca le dí la oportunidad, es que no tenía cabeza para nadie más. Por lo que me decía mi hermana, él era una muy buena persona, con los gustos muy parecidos a mí, y otras cosas más, pero que yo no tomé mucha atención. En su correo me decía que lamentaba el no haber podido conocernos en persona, pues con todo lo que le había dicho mi hermana de mí, se moría de las ganas, y que ojalá en el verano se pudiera concretar. No sé, pueden pasar muchas cosas de aquí en adelante, pero no quiero seguir dejando pasar las oportunidades de ser feliz por vivir de sueños imposibles.
Espero que todo lo que ha pasado esta semana me haya servido para que a futuro siga siendo soñadora, pero que también tenga por lo menos un pie en la tierra, para no estar después recriminándome de mi mala suerte.
No creo que mañana me agrade mucho salir a la calle con lluvia, no es muy romántico andar en el metro a la hora que va más lleno, y con toda la gente empapada alrededor. Tampoco andar en la calle, esquivando a los micreros que gozan arriba de sus máquinas amarillas mojando a la gente. Ya les queda poco..., espero que los nuevos conductores sean un poco más civilizados. Lo lamento por la pequeña minoría que hace la excepción a la regla y que se quedará sin trabajo, pero del resto no es mucho lo que se puede rescatar.
2 comentarios:
Si alguna vez necesitas semanas o meses de reflexión bajo la lluvia, ven para estos lados.Supongo que parte del encanto que se le ve a la lluvia va asociada a que es un fenómeno esporádico,y se pierde un poco cuando se vuelve habitual...
Veo que la primavera por venir empieza sus efectos y tu corazón está un poco inquieto.
Respecto de tu artículo anterior siempre digo que hay dos cosas infinitas: el amor de Dios y la estupidez humana.
Sobre lo de las micros no opino. Aquí no hay.
El libro va bien. Casi terminado.
Saludos.
con paraguas no vale
la gracia de la lluvia es que tiene que mojarte aunque no lo quieras ^^
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