sábado, julio 14, 2007

"El primero" y "el de tu vida"


♪ El amor de mi vida has sido…¿tú? ♪... ¿o tú?... no, quizás tú. Ja!, no es que haya tenido muchos amores en mi vida, es sólo que me quedé pensando en el post de la Vale, que se quedó pensando en la última frase de mi post anterior (¿enredado?, na…).

Tal como le comenté en su post, hablar de “el amor de tu vida” es tan amplio como hablar de “el primer amor”. Para mí al menos, el primer amor no necesariamente es el primer pololo (a), el primer amor es la primera persona que nos hace sentir maripositas en el estómago, y esas sensaciones tan típicas cuando nos llama por teléfono, cuando escuchamos su nombre o mejor aún, cuando vemos su cara y sentimos su abrazo. En mi caso, mi primer pololo por ejemplo fue un pobre tipo (para no decirle un pobre hue…). Yo tenía como quince años y el como dieciocho si mal no recuerdo. Nunca sentí cosas muy profundas por él la verdad, pero ya estaba media viejita para no haber pololeado nunca, así que me convencí que quizás no era una mala idea intentar algo con él. Cuando me di cuenta de que era mentiroso y chamullento a morir, le pedí amablemente que mejor dejáramos las cosas hasta ahí no más y “si te he visto ni me acuerdo”. Luego supe por un amigo en común, que este jetón mientras andaba conmigo tenía otra polola cerca de su casa, y más encima la tenía embarazada. Ay señor…

Mi primer amor fue el niño que estaba enamorado de mí mientras andaba con ese pastelazo, y el pobre sufría porque sabía toda la historia pero típico en estos casos, a veces la gente opta por no meterse si no es tan cercana. Seguramente por el dicho aquel “en peleas de casados mejor no meterse”. Ni me acuerdo por qué terminó todo con este niño (era chica poh), pero siempre que me acuerdo de él me descubro una sonrisa en la cara.

El “amor de la vida” en cambio, creo que no necesariamente tiene que ser la persona que nos ponga de cabeza y nos haga pensar que le daríamos un riñón si lo necesitara. Si el tema no es recíproco, más se vuelve una tortura que una relación sana. Para mí (opinión personal, insisto porque no soy sicóloga ni nada parecido), tiene que ver más con esa persona con la cual se siente un compromiso compartido, esa complicidad que hace comunicarse a veces sólo con miradas o con “códigos” como dicen algunos. Esa persona que quiere lo mejor para uno, y que no se pone primero en la lista sino que al lado. Esa persona que cada vez que nos mira, en su mirada pareciera que es la primera vez que lo hace. Eso, yo no lo pienso buscar, porque tengo claro que él me va a encontrar primero. (Es que a veces miro, pero no veo).

Tan mamona que me he puesto últimamente.

jueves, julio 05, 2007

I'm waiting for...

"Para ganar hay que perder", dice en la versión en español de la canción de Bon Jovi "This ain't a love song". Bueno, obviamente en esta cancioncilla el pobre hombre se refiere a su sufrimiento producto de una pateadura, pero yo he vivido esa experiencia de "perder para ganar" en otra faceta de mi vida, y es cierta.

Fue hace poco menos de cuatro años, y sin asociarla como lo estoy haciendo ahora, me di cuenta que cuando a veces uno pierde algo, y eso le produce una sensación trágica al comienzo, a medida va avanzando el tiempo, y van sucediendo cosas, es cuando cae la teja. Ahí recién se comprende que "o no se puede tener todo en la vida", o definitivamente hay que tener la valentía de aceptar la "pérdida" a cambio de lo que nos dan a cambio.

Por estos días me pregunto qué será lo que voy a ganar, considerando que nuevamente estoy perdiendo algo que me producía estabilidad. No era algo que me hiciera sentir realizada, pero al menos podía estar medianamente tranquila. He pensado mucho en realidad (y quizás de ahí se explica la lluvia de este momento), y a pesar de que pensar no siempre significa estar sumido en la preocupación (como en mi caso), sí puedo decir que es un tema que literalmente me ha quitado el sueño. Y mientras la mayoría de la gente duerme entre cuatro y seis de la mañana, yo sigo esperando que lo que venga sea mejor.

Ojo que no he perdido la cordura (creo), ni tampoco la esperanza... eso es lo último que se pierde. Y como nunca está de más hacer la aclaración: tampoco he perdido al amor de mi vida. Es imposible que eso ocurra porque tendría primero que conocerlo.