Comencé con mi terapia de lectura, partí con el libro "La auténtica felicidad", del autor Martin E. P. Seligman. La reseña de la tapa, dice que “la nueva psicología positiva revoluciona el concepto de felicidad y señala el camino para conseguirla.”
Voy recién en la página 57, por lo tanto no puedo decir aún si es el libro que yo buscaba o no. Lo que sí, ya encontré un párrafo cuyo contenido me dejó pensando, dice: “el rasgo negativo de la paranoia incrementa la probabilidad de que aparezca el estado momentáneo de los celos, del mismo modo que el rasgo positivo de tener sentido del humor hace que sea más probable reír.” Si lo pienso fríamente, el tipo no descubrió la pólvora con su conclusión, pero sí es un tema que hay que tener presente. Por lo menos en mi caso particular, ya había dicho que en ocasiones soy un poco paranoica (pero muy levemente por suerte).
En mi constante afán por analizar mi personalidad, he logrado concluir algunas cosas. Una de ellas, es que a pesar de ser una persona bastante alegre cuando estoy con un grupo de amigos, familia o simples conocidos, de ser reconocida como el alma de la fiesta en todos lados, la persona que siempre está con la talla a flor de piel y subiéndole el ánimo al resto, me ocurre que cuando estoy sola es difícil estar así de animada. Y no se trata que finja cuando estoy en compañía, es sólo que cuando me encuentro en un grupo, me siento increíblemente feliz, y esa alegría la demuestro siendo chistosa (según yo por lo menos), alegre y optimista.
Ahora, el libro habla de las emociones positivas, y da el ejemplo de un tipo de casi 30 años, con un éxito indiscutido en los negocios, en el juego, y que además es atractivo. Pero que aún así, no tiene suerte con las mujeres. El sicólogo explica, que esto se debe al hecho que para triunfar en estos campos, es necesario tener sangre fría, porque se está expuesto a ser atacado por diferentes flancos, por lo tanto esa sangre fría le quita el ánimo efervescente que buscan las mujeres modernas en un hombre. ¡Qué loco todo!, no es primera vez que escucho o leo sobre el alto costo que debe pagar la gente exitosa, y que lamentablemente es la soledad.
Al margen de todo este análisis sicológico, que ya me parece más bien siquiátrico, me he notado un poco preocupada, que no es lo mismo que mi últimamente constante estado de ánimo depresivo. En el verano me auto impuse el dejar de fumar, y no es que fuera una chimenea andante, pero sí en las juntas sociales podía fácilmente consumir de 10 a 15 cigarros, lo que para mí era mucho. La decisión la tomé por varios motivos, un de ellos fue por la molestia que le causaba a los que no fumaban y recibían el humo, aunque muchos caballerosamente dijeran que no les molestaba. Otro era por mi salud, me sentía bastante cansada, y la piel y el pelo se me estaban resecando mucho. Finalmente tuvo que ver el que me haya enojado conmigo, si leo esto puede resultar muy loco, pero así fue. Estaba harta con mi actitud mal humorada, y como castigo me dije que no fumaba más. Fueron horribles los primeros meses de abstinencia. Ahí si que andaba de mal genio, y la ansiedad que antes calmaba con el cigarro, después tuve que reemplazarla por el chicle, de lo contrario mis dardos habrían apuntado a la comida, y eso sí habría traído resultados catastróficos...
Espero que este libro me sirva para apalear mi estado anímico, aunque igual sospecho que mucho tiene que ver esta época del año, con días nublados y tristes. Estoy tarjando en el calendario los días que faltan para que llegue la primavera. ¡Prefiero las alergias a la nostalgia!. No es una gran frase de lucha, pero por dios que es cierta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario