Debe ser el día gris

No somos perfectos, claro, si somos seres humanos. Esa es la gracia también, poder a veces cometer errores, tener cambios en el estado de ánimo, y poder mostrar nuestras emociones, o expresar nuestra molestia ante ciertas cosas que no nos agradan.

Dentro de éste último ítem, podría decir que me desagradan un par de cosas, varios pares en realidad, pero quizás sean cosas que les molestan a muchos más también:

 La estupidez humana: esas personas que creen que lo están haciendo perfecto, que nadie es mejor que ellos, y sin embargo lo único que se dedican a hacer es a molestar a medio mundo, porque no son capaces de mirar más allá de su nariz, o pensar por dos segundos en el resto.

 El doble estándar: creo que esto es muy común acá en Chile, pregonar por todos lados en contra o a favor de algo, y después cuando llega el momento de actuar, o cuando nadie los ve, están haciendo justamente lo contrario a sus discursillos.

 "Nunca quedas mal con nadie": esos que siempre buscan la frase apropiada para poder ser amigos de todos, de no molestar a nadie con sus posturas u opiniones distintas, que están siempre en pose por si los toma la cámara (en sentido real y figurado). La dulzura hecha persona, aquellos que siempre estarán en todos lados figurando, porque claro, los adoran pues llevan el amén en todo.
No se trata de ser antisocial. De hecho me encanta conocer gente y participar en reuniones sociales, pero siempre con mis opiniones bien claras. Si eso es lo mejor de vivir en comunidad, que hayan diferentes puntos de vista a un mismo tema, y que se genere discusión sin perder el respeto por los demás.

 La prepotencia: los que creen que por el sólo hecho de ser “ellos (as)”, y de haber nacido, pueden ponerle el pie encima a la gente o tirar sus logros por delante para justificar que tienen el derecho de basurear al resto.

Bueno, hay varias cosillas más, pero que se pueden soportar. También hay cosas que me gustan, no todo ha de ser críticas. Me gusta el hecho de que la gente sea muy distinta una de otra, para poder rescatar lo bueno de cada uno de ellos, y tratar de implementarlo en nuestro diario vivir. La solidaridad que nos aflora cuando quienes nos rodean están pasando por un mal momento. La apertura de mente que está habiendo en este país para tratar ciertos temas que antes eran casi secreto de estado, eso sí que nos falta mucho más todavía. El poder salir todos los días sin el temor de que a algún terrorista loco se le ocurra mandarse un numerito “de aquellos”, las posibilidades siempre existirán, aunque no como en otros países que siempre estarán más expuestos.
Pero lo que más me gusta, es poder tener este espacio para poder decir (o escribir) lo que pienso u opino, y sin ser censurada por nadie más que por mí.

No amanecí de mala ni me estoy desquitando de alguien o de algo en particular, es sólo que el hecho de estar metida en pleno centro de Santiago, hace que me rodee de todos los especimenes descritos más arriba, es uno de los costos por vivir en una ciudad demasiado poblada, entonces necesitaba desahogarme un poco.