jueves, agosto 31, 2006

Today it’s the BlogDay... oh yeah!.

El año pasado en esta fecha, llevaba apenas un mes en la blogósfera, no tenía intenciones de visitar otras páginas y eran re poco los que me visitaban a mí (por razones obvias). En uno de los comentarios que se recibí el treinta y uno de agosto del año pasado, el autor se despedía con un “Abrazos y feliz día del blogero”. La verdad es que no entendí mucho de qué se trataba, pero en un país como el nuestro, en donde se celebra hasta el día del chanchito de tierra mientras Village y las casas comerciales se soban las manos, pensé que era una fecha más.

Error. Clickeando y clickeando vi que el tema era en serio, y que no se celebraba tan sólo en nuestro país, sino que era a nivel mundial según pude notar en las páginas que visité. Ayer en la mañana la Clau me hizo el comentario y me envió el link de la página, la verdad es que ni me había acordado porque por estos días estaba más preocupada de pasar agosto, y celebrar el 01 de septiembre tan importante hazaña, je!.

Bueno, dentro de la misión que se tiene para este día, hay que citar a cinco bloggers de otros países y hacer una pequeña reseña de sus páginas, junto con avisarles que fueron linkeados y no sé que más. Yo la verdad es que soy re fome para estas cosas, y además me encanta romper cadenas y otras cosas de este tipo. Igual estoy contenta de haber entrado a este mundo virtual, creo que llegué acá por un error / casualidad imitando a un amigo al que aún no le perdono que haya cerrado su blog, pero sí le agradezco que me haya metido en esto aunque fuera indirectamente.

Quiero aprovechar este día tan especial para el mundo blogger (esto es como un discurso rancio de política), y festejar el haber encontrado a unos amigos que no cambio ni por acciones en la CCU (bueno…), son medios loquitos algunos y un tanto freak también, pero los brutos me hacen reír en días en que lo único que quiero es asesinar a alguien, son capaces de subirle el ánimo a cualquiera sólo haciendo lo que mejor saben hacer “hablar incoherencias”. A veces cuando estoy colgando por la ventana de mi oficina para fumarme un cigarro en paz, me acuerdo de las cosas que hemos hecho y me río sola. Es increíble porque JAMAS creí en estas amistades virtuales, a pesar de que ya hace rato que dejaron de serlo, de hecho me salen hasta en la sopa. Igual los quiero, me hacen dejar de pensar en mi habitual lucha diaria “cómo ser cuerda y no morir en el intento”.

Para terminar con mi discurso, quiero agradecer a todos los que votaron por mí en los Pipolz Blogs Agüars® e hicieron posible que ganara la no menor categoría de “Mejor Blog Femenino”. Siempre me cuestioné si de verdad me merecía estar dentro de los cinco blogs en competencia, pero ya que gané entonces le agradezco también a los que me nominaron, y a los cabecillas de este concurso, quizás no me gané ninguno de los premios que pedí en el post del inicio del concurso, pero el botón de “GANADOR” que tengo pegado en el blog vale tanto o más que eso.

Bien, para los que celebren o no este día, y aunque quizás les sea desconocido a muchos, sólo me resta decirles: HAPPY BLOGDAY!!!.

jueves, agosto 24, 2006

Ustedes tampoco se salvan... ♂

Por estos días hay una casa comercial (que no nombraré), que está publicitando su temporada primavera – verano recreando el cuento de la Blanca Nieves (esa es la que la bruja preguntaba: “espejito… espejito, quién es la más bonita…” ¿o no?). Bueno el tema es que casi al final, habla un tipo y dice “la envidia de una mujer sólo hace más fuerte a la otra”.

En esa parte me quedé pensando (sí… a veces… gracias…) en que por los siglos de los siglos han hablado de la envidia entre mujeres, y de lo complicadas que somos cuando hay más de una en un lugar. Yo tengo claro que a veces (a veces) la convivencia entre féminas se hace algo complicado porque es re difícil que se pongan todas de acuerdo. Está también la envidia por distintos motivos, que a veces se traduce en cahuines o pelambres que son capaces de hacer bolsa a la destinataria. Personalmente no he tenido problemas de este tipo, es más, en todos los lugares que he estado y que me ha significado compartir con más mujeres, o bien armamos un grupo súper bueno con las que tengo afinidad, o sencillamente no nos tomamos en cuenta y si es necesario sólo nos dedicamos un saludo por cortesía.

Hay ambientes en donde claramente existe una envidia feroz, y que por estos días se nota con el sólo hecho de mirar las portadas de los diarios faranduleros. Ese es un tema al que ni siquiera me referiré, definitivamente es algo que supera mi capacidad de asombro, y sólo me resta por decir “pobres minas”.

Bueno, lo que me dejó pensando luego de escuchar la frase del comercial, es que si bien es cierto en los hombres se da poco eso de la envidia, tampoco digamos que salen libres de ello. Quizás no se da al nivel de las mujeres, porque lo que para nosotras es demasiado importante (nuestra apariencia física por ejemplo), para ellos es sólo un detalle, y si un tipo es más regio les da lo mismo mientras sea “un buen chato”. Una vez una sabia mujer me dijo algo muy cierto “no pueden haber dos gallos en un gallinero”, o subiéndoles un poco el ego “no pueden haber dos leones jefes en una manada”. Me da la impresión que ese es precisamente el talón de aquiles de los machos, que no están pendientes del tipo de al lado para pelarlo o destruirlo sin motivo aparente, pero la indiferencia se acaba cuando en un grupo mixto hay dos varones que la quieren llevar. Claramente ahí imperará la ley del más fuerte, y a diferencia de la selva… acá pueden ir descalificaciones o agresiones verbales para marcar territorio.

Si estoy equivocada, por supuesto acepto que destrocen mi teoría… pero obviamente con argumentos que me convenzan de ello, jejeje.


(PD: Muchas gracias por todos los saludos de cumple!!, se pasaron).

lunes, agosto 21, 2006

Son 15… son 20… son 30…

Nop! Son veintionce. Sorry por lo pachanguera pero “un año más, que más da… cuantos se han ido ya”. Parece que los cumpleaños más difíciles de vivir son los que incluyen cambios de folio, o para algunos el cuarto de siglo. Recuerdo que el año pasado me costó mucho asumir que no sería más una chica veinteañera, de lo cual me agarré hasta los 29 años, 11 meses, 29 días, 23 horas, y 59 minutos, sino que ya las tres décadas eran una realidad al menos en el papel. Ahora me da lo mismo, o al menos no me afecta tanto como pensaba, gracias a Dios, a mis genes, y a la crema lechuga (mentira) la edad se me nota poco físicamente, sólo me preocupa un poco el tener que irme ubicando en el tiempo y en el espacio, y asumir que ya no es bien visto ver monos animados como fanática, seguir aumentando la colección de videos y DVD’s de películas animadas, y continuar comprándome cuadernos de “Arnold”, “ El Rey León”, “Bob Esponja”, “Shrek”, etc. Aunque tal vez sí, al menos para molestar a los que me critican, jejeje.

A pesar de todos estos gustos algo infantiles, siempre he sido una vieja chica. Recuerdo que como a los quince años no me perdía programas de la talla de “Domicilio Conocido”, lo cual me hacía participar de conversaciones con gente mayor que yo para poder encajar. Quizás por eso en la actualidad no me pierdo los programas de política, de conversación y debates. Me gusta tener una opinión propia y la humildad necesaria para aprender de los demás. No sé si seré soñadora o inconformista, pero sé que las cosas siempre podrían andar mejor y no pierdo la esperanza de que algún día así sea.

Retomando lo que nos convoca en este post (a mí y a mi otro yo), este año si de balances se trata fue bueno. Hubo de todo pero el saldo el positivo. Tal como es mi costumbre, no pienso quejarme de las cosas malas que me pasaron porque supongo que tampoco soy una blanca e inocente paloma, y aunque sí lo fuera (mmmm…) está bien que a veces pasen cosas no tan buenas, de otra forma cómo diablos voy a crecer como persona. Hay una canción de Sanz que dice “sólo de errores se aprende” y lamentablemente los seres humanos utilizamos ese medio. Que nadie nos cuente cuentos, no señor… que nos pasen las cosas no más para que mientras nos limpiamos las rodillas digamos “sí, tenían razón”… jajaja.

La foto que adorna este párrafo es de cuando tenía un año cuatro meses.

Dicen mis padres que corresponde al día de mi exorcismo… perdón, de mi bautizo. Lucía un lindo vestido blanco y zapatitos del mismo tono. Es todo lo que puedo decir de ese día, primero porque no me acuerdo de nada y el vestuario salta a la vista, y segundo porque como en mi época parece que sólo había fotos en blanco y negro, no me queda más que asumir que el vestido era blanco, y yo tenía el pelo negro. No como ahora, que las canas se empeñan en hacerme pasar malos ratos, las que aparecen por una mezcla extraña de genes paternos, idiotez y vejez. Snif!. Según mis cercanos estoy igualita, sólo crecí unos centímetros más.

Ya, eso es todo por hoy, por suerte he celebrado mucho desde casi comienzos de mes, y no me puedo quejar porque lo he pasado increíble. La celebración del sábado incluyó piñata de Homero Simpson (imperdible e imperdonable) y serpentinas de “La Era del Hielo”… ay señor!!. Ahora tengo que aprovechar el último día de vacaciones, el día oficial de mi cumpleaños, confirmé que los cines hoyts premian a los mártires permitiéndoles entrar gratis a pasar las penas viendo alguna buena película. El tema es que hoy es lunes, el común de los mortales trabaja, y tendré que buscar en el recinto a algún amable asistente que me quiera acompañar y hacer nanai para que no recuerde que hoy se cierra un ciclo, e inevitablemente parte otro. Por eso y por mucho más, es hora de dormir.

"Un año más, que más da… si has gozado también has sufrido… si has llorado también has reído. Un año más, que más da… cuántos se han ido ya". (Me dieron ganas de bailar).

miércoles, agosto 16, 2006

Otro más sin título

Partir diciendo que no soy una persona depresiva sino todo lo contrario sería justificarme solamente y no tengo ganas. Quizás todos pasamos por momentos en que nos sentimos desmotivados sin razón aparente, es cuando notamos que “todo” o “casi todo” no es suficiente. Que por más que agradezcamos a la vida por lo que nos da, y que si nos comparamos con otros que están realmente mal nos sentimos unos malditos mal agradecidos. Tal vez son las horas muertas o de ocio que hacen que la cabeza funcione más de la cuenta. Me da más la impresión que es el típico bajón que nos visita cuando estamos a punto de cumplir años, esas ganas de apagar celulares, no leer el correo ni ver a nadie, colocar un cartel en la puerta de la pieza que diga “cerrado por cuarentena”. Lo contradictorio es que por más que uno siente la necesidad de estar solo y no dar explicaciones por actitudes o sensaciones que no tienen ninguna razón lógica de ser, es cuando más queremos estar acompañados para que el bajón no nos gane y se vaya por donde mismo vino.

Como últimamente me ha dado por robar frases de otras personas, se me viene a la mente lo que dijo un muy buen amigo el día de su cumpleaños. Quizás no es tanto el peso de los años, sino que el sentir que se han vivido muchas cosas, más de las que uno debiera al menos en la edad que tiene. No se trata de decir que la vida ha sido tormentosa ni mucho menos, pero sí que quizás podría haber sido un poco más liviana. No me quejo de nada, todo lo que ha ocurrido ha servido para ser la persona que soy ahora, pero a veces no puedo evitar pensar como sería haberla vivido de otra forma. Creo que este es el post más mamón y llorón que he escrito en este año de vida blogger, pero parece que cuando uno se sienta a escribir sin analizar mucho las cosas, los resultados pueden ser tan patéticos como este.

Para varios no es novedad que Ricardo Arjona es mi compositor favorito. Muchos en este momento puede que sientan ganas de ir a vomitar antes de seguir leyendo, pero no es su culpa ni la mía que las radios toquen las canciones más comerciales y las que de verdad vale la pena escuchar queden reservadas sólo para aquellos que compran sus discos. Estos son extractos de dos canciones de su autoría, que por estos días las tengo casi rayadas de tanto oírlas.

Sueño con quitarle a la vida ese tono gris que se parece a la muerte
voy y me meto a la ducha para ver si el jabón me lava la mala suerte.
Quiero olvidarme de todo, quiero cambiarme hasta el nombre.
No hay razón de ser el testigo de que mi vida pase sin que pase de nada.
Quiero olvidarme de todo lo que dejó una huella que me dejó marcado.
No un hay mal que dure cien años, ni hay idiota que lo soporte.
Trato de pegarle un borrón a todo lo que en su tiempo me robó una sonrisa.
Quiero recuperar el ritmo y ya no acelerarme con estúpidas prisas.
No hay un hay mal que dure cien años, ni hay idiota que lo soporte.
Salgo caminando a la calle y me tomo un taxi con destino a lo incierto.
Dejo que la vida sorprenda a ese trozo de mí que todavía no ha muerto.


Hoy es un buen día para empezar, que más da lo que fue frente a lo que vendrá.
Tirar los rencores en algún lugar que de tanto acumularse, me van a reventar.
Hoy es un buen día para olvidar, todas aquellas cosas que me hicieron llorar.
Y dejarlas atrás, lo mejor será empezar.
Y olvidar los problemas económicos que redundaron en gastronómicos.
Y mis ansias de poder, que pretendían trascender.
Por eso es que es un buen día, para empezar.
Porque hasta hoy he sido sólo una ensarta de moléculas.
Un sube y baja de la sangre, un armazón de calcio con articulación.
Porque hasta hoy he sido sólo algo que llena la nada.
O quizá sólo el juguete predilecto de algún niño extraterrestre que juega
conmigo a los humanos.

sábado, agosto 12, 2006

Las esperadas y ahora recordadas vacaciones

Que levante la mano aquel que piense y/o diga que es agradable volver al lugar de origen después de haber estado algunos días de vacaciones… cric cric cric… ya me parecía. Dicen por ahí que de lo bueno poco (con mi metro sesenta de estatura soy un claro ejemplo… ejem!). Fueron cuatro días en Isla Negra buenísimos, plagados de aventura que la verdad se sintió como si hubiesen sido más. Es un hecho… no estoy tan vieja como algunos me insinuaron, sin un buen estado físico habría quedado tirada en medio del bosque el primer día.

Día 1: Vamos a la playa… oh oh oh…
Recuerdo venir transmitiendo desde hace tiempo ya que tenía ganas de pasar un día de lluvia en la playa. Pues bien, San Isidro hizo mis deseos realidad porque lo primero que sentí al bajar del bus en Punta de Tralca fueron gotas de agua en mi cara (tuve la precaución de cerrar la boca para no oxidarme).
Una vez instaladas en la cabaña bastó con que el dueño nos hablara del camino a través del bosque para acceder a la civilización, para que nuestros ojitos brillaran como cabras chicas. Más entusiasmo cuando nos insinuó que en quince minutos estaríamos en la carretera. Conclusión: NO HAY QUE CREERLE A LOS HOMBRES, al menos no el cien por ciento. Bueno, quizás si no nos hubiésemos “desorientado” sí habríamos bajado en ese tiempo, pero lo peor fue constatar que el regreso por la carretera sería de media hora, en subida, con la lluvia de frente, cargadas como mula y espantando perros “patos malos”.

Día 2: San Isidro… ya no es gracioso.
La noche anterior, a pesar de haber visto la Isla VIP y otros programas de supervivencia, no fueron suficientes para lograr que la chimenea encendiera, ni las oraciones ni los insultos a la leña sirvieron. Terminamos tapadas hasta las orejas y confiando que la lluvia parara para poder continuar con nuestras caminatas diarias (que más parecían procesiones). Eran las siete de la mañana y el temporal estaba en todo su apogeo, como los milagros al parecer sí existen, cuando desperté de nuevo tipo diez de la mañana había un sol espectacular que nos tentaba a seguir con la aventura. Así fue que figurábamos a las doce del día (por la carretera esta vez) cantando y silbando hacia lo que sería nuestra segunda travesía. Pobre Clau… si le hubiese advertido antes que la haría caminar desde Punta de Tralca hasta el centro de El Tabo ida y vuelta, me habría dado un buen par de golpes antes de siquiera terminar de hablar.

Día 3: Pablo Neruda… tantas lunas chiquillo.
“Voy cantando voy bailando donde mi abuelita está…”. Dicen que no hay primera sin segunda, ni mujeres que aprendan de las experiencias aunque sean propias. Bastó que intuyéramos que el bosque estaría transitable luego del día soleado para que el parcito insistiera en sus instintos de chicas exploradoras. Reconozco que sola aún estaría buscando el camino de regreso, y que al ver que la ruta no era la misma de la vez anterior, y que más encima nos alejábamos en vez de acercarnos, mi mal humor y desesperación empezaron a aflorar, gracias a mi buena amiga Clau logré contar hasta mil y no perder la calma. Nuevamente los jeans y las zapatillas fueron las grandes damnificadas, pero le había prometido que la llevaría a conocer la playa de Isla Negra, y a fotografiarse con nuestro premio Nobel… bueno, al menos con su escultura. Misión cumplida.
Es tanto lo que inspira esa playa, que volví con dos poemas a medio terminar. Uno parte con algo así como: “puedo escribir los versos más tristes esta noche…”, y el otro “me gustas cuando callas, porque estás como ausente…”. Aún me falta darle unos retoques, pero tengo la impresión de que ya los he escuchado antes… je!.

Día 4: No! No! No nos moverán!.
El último día fue para variar en mí, de sentimientos encontrados. Me venía llena de buenos recuerdos y bastante relajada (no descansada). Pero por eso mismo estaba con pena porque sabía lo que me esperaba de regreso en la capital. A pesar de todo, el balance es positivo completamente, me reí muchísimo (para variar), hablé mil brutalidades (para variar), me convencí que dentro de mi cabezota hay una proyectora que no para de pasarse películas y crear historias, pero por sobre todo comprobé que tengo una excelente partner de vacaciones.

Resumí bastante las aventuras vividas, en parte porque no quiero que piensen que estoy sacando pica (jejeje). Pueden ir al blog de la Clau para captar como lo vivió ella, pero no hagan caso a todo lo que diga de mí, digamos que a veces soy un ser incomprendido… además que no conté que tuve que asesinar a dos arañas y un grillo para que ella entrara a la cabaña nuevamente…

Fotitos en mi flickr, sólo las que se pueden mostrar.

Sí, tengo dos quejas que hacer:
1) ¿Cómo es posible que los restoranes de Isla Negra no vendan empanadas de marisco?.
2) ¿Por qué la municipalidad no hace algo con tanto perro callejero y mal intencionado que anda suelto?.

viernes, agosto 04, 2006

Me voy…

… de vacaciones.

No hay: plazo que no se cumpla… deuda que no se pague… mal que dure cien años… "tonto" que lo aguante… ni yo sin vacaciones de pega.

El destino es incierto, lo único que tengo claro es que tiene que ser a un lugar con arena y mar… podría ser la playa!! (je!). Quizás sea en Isla Negra, y capaz que hasta vuelva con un alto de poemas de mi puño y letra... no, nunca tan inspirada. Viña no es un mal destino, allá da igual que no sea temporada de festival y esas cosas, siempre hay mucho que hacer y lugares (bares) por visitar. Quizás como me sugerían por ahí, al Valle del Elqui, en una de esas ando de suerte y me encuentro con un OVNI (no TOVNI… je!, talla interna). En fin, aún no sé dónde iré porque el lugar es sólo un detalle, necesito desenchufarme un poco de la rutina de esta ciudad. Cambiar de aire, ver otros rostros, y hacer una de las cosas que me apasionan: NADA. Un buen libro es lo importante, los cigarros, la música, y la buena compañía, todo lo demás es lo de menos.

En esta semana de ociosa en lo que a estudios se refiere, he llegado a una conclusión: el dejar a un gato cuidando la carnicería, o a un borrachito a cargo de una botillería, es nada comparado a dejarme a mí con tiempo libre para pensar. Digamos que soy un ser realmente peligroso, porque mi cabeza no descansa un solo minuto. Siempre que llegan mis vacaciones empiezan mis más grandes complicaciones porque me pueden dar las tres de la madrugada y yo sigo tan lúcida como si fueran las cuatro de la tarde. Siempre lo he dicho: no es fácil ser yo. O sea, yo no tengo problemas con ser yo, y mi otro yo tampoco salvo que a veces nos insultamos y nos mandamos al diablo. El problema se presenta para los que están cerca mío, porque de seguro deben pensar que algún tornillo se me soltó. No es normal el hecho de querer estar siempre haciendo algo para no pensar, digamos que soy un poco terrorista en ese sentido.

Ya, toda la lata anterior (si es que llegaron acá y no se durmieron antes), es porque probablemente andaré algo desaparecida de blogolandia, aunque pueden decir “qué me importa!” sin cargo de conciencia. Es un trato que hicimos con mi otro yo, inventariar y remojar las neuronas sobrevivientes para lo que queda de año. Agradezco todos los comentarios recibidos y el apoyo y ánimo que me entregaron, a veces soy de pocas palabras, así que sólo diré MUCHAS GRACIAS.